viernes, 3 de diciembre de 2010

Un divulgador poblano en el siglo XIX




Grandiosa como habeis visto es la vida que se oculta en el seno del Oceáno: sublimes son sus manifestaciones, admirables las obras que elaboran los séres tan diversamente organizados, que bajo sus ondas viven. Muchos misterios que aún no han sido revelados á la inteligencia humana, guarda con celo ardiente en sus insondables dominios, y que acaso serán más asombrosos que los que ya han sido comprendidos.”
(La Ciencia Recreativa, Zoología I, ca. 1875).

Tengo la gran fortuna de poseer uno de los pequeños libritos (15 x 10 centímetros), empastado en rojo, de uno de los tomos de la colección de doce que constituyó “La Ciencia Recreativa”, publicación dedicada a los niños y las clases trabajadoras, dirigida por el Ing. José Joaquín Arriaga (1831-1896). Lo encontré en una tienda que tenía antigüedades, no se dedicaba realmente a los libros, por lo que hallarlo ahí fue muy buena suerte, y el precio fue un regalo, de otra manera jamás podría haberlo comprado.

El retrato del Ing. José Joaquín Arriaga me recuerda mucho al aspecto que tuvo en su vejez Francisco Gabilondo Soler, e incluso a Isaac Asimov. El destacado bibliófilo, cronista, historiador, escritor y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Luis González Obregón (1865-1938), afirmó que “El Sr. D. José Joaquín Arriaga ha sido entre nosotros, lo que Julio Verne y Camilo Flammarión entre los franceses” (“Breve noticia de los novelistas mexicanos en el siglo XIX”, 1889). Y aunque hoy parece exagerada dicha afirmación, más bien ha sido poco, e incluso nulo en algunos casos, el interés mexicano por conocer y reconocer nuestra historia cultural. Si dicha historia concierne al particular apartado de la divulgación científica ¡aún tenemos mucho qué hacer!

José Joaquín Arriaga nació en Puebla de los Ángeles el 11 de junio de 1831. Se tituló de topógrafo y agrimensor en el Colegio de Minería de la Ciudad de México en 1859. En 1868 fue uno de los jóvenes que participaron en la fundación de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. Escribió para la revista “La Naturaleza”, pero el verdadero impacto de su labor en la divulgación de la ciencia fue a través de la colección “La Ciencia Recreativa”. La obra apareció primero en más de noventa cuadernos, de entre 30 y 40 páginas, que abarcaban diferentes temas científicos. El primero se editó en 1871. Del total de la obra se compilaron después doce tomos que contemplaban distintas áreas del conocimiento científico: cosmografía, mineralogía, meteorología, física, física experimental, física del Globo, botánica, zoología (2 tomos), geografía descriptiva, agricultura industrial (2 tomos) e industrial práctico (2 tomos). Las publicaciones incluyeron litografías de Hesiquio Iriarte (1820-1897), de la Viuda Murguía e Hijos e incluso algunos dibujos de José María Velasco (1840-1912).

En el anuncio de la colección José Joaquín Arriaga escribió: "La obra anunciada tiene por fin generalizar los conocimientos científicos, embelleciéndolos con el artificio de la novela y por consiguiente, la nueva publicación arrojará las primeras semillas de este interesante estudio, que será muy fecundo en resultados para la generación que nos remplaza".

Sin duda Arriaga fue un destacado divulgador de la ciencia, poco conocido incluso en Puebla. Murió en la Ciudad de México el 10 de septiembre de 1896.

El año entrante bien se podría celebrar el 180 Aniversario del Natalicio de José Joaquín Arriaga, ¡ojalá!

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