lunes, 9 de febrero de 2009

Herederos del siglo XVIII (Parte I)

Actualmente nos parece sencillo identificar palabras que tomamos directamente del inglés, principalmente relacionadas al campo tecnológico: mouse, hardware, software. La transfiguración de las lenguas vivas es tan dúctil que cuando menos lo pensamos (¿o sin pensarlo?) nuevas palabras ya están instaladas en nuestro vocabulario, y acto seguido, en nuestra forma de pensar. A veces en menos de una generación olvidamos el origen de una palabra, ¡y la sentimos tan nuestra! Y está bien. Si la incorporamos a nuestras vidas es nuestra.

Los sustantivos en particular tienen una complejidad inaudita, se clasifican de distintas formas de acuerdo a tal o cual parámetro. Una de dichas clasificaciones las asume como: abstractos y concretos, una distinción lógico-filosófica, dentro de la cual los sustantivos abstractos, como proyecto, en contraposición con los concretos, como hardware son de más difícil asimilación y consenso por un grupo, dado que apela a conceptos que no se concentran en un objeto tal cual, sino en valores, creencias y ese tipo de "inmaterialidades".

Hay pocas palabras tan recientes y tan trascendentales como proyecto ¿Quién no la ha utilizado? Desde el más sencillo ciudadano de a pie hasta el más docto; se utiliza en escritos de los más populares hasta en el más complejo "Proyecto de Nación". Su definición prácticamente no se altera de un idioma a otro. Aunque complejo no contiene la arbitrariedad de moral o incluso de nación.

Antes del siglo XVIII esta palabra sólo tenía en español un referente como tecnicismo, pero es a partir de este siglo que se introduce como sustantivo, cuando su definición fue: “Es la planta y proposición que se forma para algún tratado o para la ejecución de alguna cosa, anotando y extendiendo todas las circunstancias principales que deben concurrir para el logro de ello”. Las empresas intelectuales acuñaron entonces proyectos. La Enciclopedia misma se presentó como un gran proyecto. Los proyectos nacieron con la Ilustración. Del campo académico pronto brincó al campo social, económico y político, ¡se fundió con toda nuestra vida!

Un artículo de Gerda Habler, "Proyectos y críticas": nacimiento y función de nuevos tipos de textos en el siglo XVIII” desentraña un término que nos parece que siempre ha estado ahí, pero que en realidad nació con las innovaciones del siglo XVIII, con una nueva forma de pensar al mundo… de pensarnos a nosotros mismos. Un término que llegó para quedarse. El buscador de Google en Internet arroja una fabulosa cantidad de 87,200,000 con la búsqueda de proyecto... más que ciencia con 71,200,000.

No hay comentarios: