jueves, 18 de noviembre de 2010

Los heroicos bibliotecarios y el encuentro con "El Hijo del Garabato"


Es poco conocido el Día Nacional del Bibliotecario. Su labor mecería mucho más reconocimiento. Se instaló en México para ser celebrado el 20 de julio. Quienes nos encontramos en esta Dirección General de Divulgación de la Ciencia tenemos mucho que agradecer al Mtro. Raúl Ortega Muñoz, director de nuestra biblioteca, quien siempre nos ha procurado novedosos materiales, incluyendo solicitudes especiales. En el sitio web que él mismo ha reorganizado y continuamente alimenta la Biblioteca de la DGDC ofrece también valiosos servicios vía Internet (¡anímese a entrar algún día!).

La Red Nacional de Bibliotecas Públicas es actualmente heredera del proyecto que surgió a partir de los planes que para una nueva nación encabezó José Vasconcelos, junto con las escuelas primarias y la alfabetización.

Las bibliotecas son prácticamente desconocidas para cualquier ciudadano (de a pie o en automóvil). En México no sólo no se lee porque no se compren libros; aún teniendo la posibilidad de tener acceso a ellos gratis, a través de las bibliotecas, poco acudimos a estos recintos. La Encuesta Nacional de Lectura revela que entre el reducidísimo acceso a la lectura (poco más de dos libros por persona en promedio, por año, incluyendo a los estudiantes en activo), sólo un poco más del 10% acude a las bibliotecas, y el rango de edad más notable es de los jóvenes que están cursando preparatoria o licenciatura, quienes van a las bibliotecas precisamente porque están estudiando; una vez que dejan de estudiar por lo general dejan de leer, en bibliotecas o en cualquier parte. Más inusual aún que visitar los acervos generales de las bibliotecas, lo es tener la posibilidad de consultar los acervos históricos que en muchas de estas bibliotecas se conservan. Los diarios antiguos, que son una de mis fuentes favoritas para investigar, casi siempre se conservan en las bibliotecas o hemerotecas públicas.

Los periódicos tienen una particularidad especial que los separa como documentos escritos radicalmente distintos a los libros e incluso a las revistas. Son el verdadero pulso de una sociedad congelado en un momento preciso. ¿Cuáles eran sus noticias? ¿Por qué eran esas sus noticias y no otras? ¿Qué escalas de valores nos revelan esos contenidos y esos discursos? ¿Qué anuncian?¿Cómo lo anuncian?

Ha sido mi particular interés empezar a reunir los contenidos científicos que hayan sido publicados en diarios antiguos, sobre todo diarios de circulación local o municipal en ciudades lejanas a la Ciudad de México. Así que con toda intención, siempre que tengo la oportunidad, reviso hemerotecas con acervos antiguos en algunas ciudades que visito. Hace algunas semanas me fue posible estar algunos días en Villahermosa, Tabasco. Gracias al Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Tabasco, en particular del Ing. Miguel Ángel Córdova León, Coordinador de Divulgación Científica (¡quien incluso me prestó una cámara fotográfica!).

En la Biblioteca “José María Pino Suárez” me auxiliaron enormemente su director el Prof. Manolo de Jesús Jiménez Sánchez, y los responsables del archivo histórico de su hemeroteca: Adriana Calcaneo, César Pedroza y Vicente Ávalos. Especial atención merece Manuel Caraveo Javier, ¡mil gracias a tan notable bibliotecario!

En una próxima publicación detallaré algunos maravillosos descubrimientos. Publicaciones que desde el nombre llaman la atención, como “Rumbo Nuevo”, que dicho sea de paso aún se publica. Agrego sólo dos breves observaciones que explican las fotos que anexo a mi publicación de hoy. La portada es de un diario que tuvo gran penetración en Tabasco, “El Hijo del Garabato”. En la foto de un titular del 28 de agosto de 1942 aparece una cita a la izquierda: [“Sin leña se apaga el fuego: y donde no hay chismoso cesa la contienda” Salomón]. En el periódico “Rumbo Nuevo” se publican también, más o menos en el mismo periodo de tiempo, numerosas citas y consignas en contra de los chismosos, atribuyéndoles incluso un carácter antipatriótico. Por otra parte, el anuncio, con foto, del Sanatorio Juchimán, no dista mucho de la forma y la intención de los actuales comerciales que se transmiten por televisión, con tintes de notas periodísticas o reportajes, incluyendo las “pruebas”, la “evidencia”, el “testimonio” de quienes ya han comprobado las bondades de los productos o servicios avalados por la “Ciencia”, con mayúscula. Este anuncio hace referencia además a la “Cirugía” (¡también con mayúscula!) y a los “modernísimos cuartos de internados”. ¡Es el discurso del progreso en 1942! ¡Y es con mucho nuestro propio discurso! ¡Gracias a los bibliotecarios que resguardan nuestra memoria!

No hay comentarios: