martes, 23 de agosto de 2011

La teoría del Big Bang


Hace ya unos diez años, cuando trabajaba con el Dr. Miguel Ángel Herrera en cierta ocasión saqué a colación en una conversación a Niurka, quien estaba entonces muy de moda por sus reveladores trajes de sólo tres corcholatas (imagine el lector dónde colocaba cada una de ellas) y las escandalosas revelaciones que hacía ante la prensa. Le comenté que cómo era posible que no supiera algo una artista tan conocida en ese momento, argumenté que eso era parte del bagaje de la cultura popular que tenemos que considerar a veces los divulgadores; respondió: “Quizá sí la vi y se me olvidó, o no sabía cómo se llamaba”. Al día siguiente le llevé una revista de espectáculos donde aparecía Niurka, vestida “para matar”. La vió, y arqueando las cejas sobre de sus lentes que resbalaban sobre su nariz, contempló la deslumbrante imagen y dijo: “No pues no, si la hubiera visto no se me hubiera olvidado”.

Es indudable que el contexto en el cual vivimos en muchos sentidos no está decidido personalmente, sin embargo el conocimiento y la conciencia que tengamos de ese contexto sí puede estar mucho más bajo nuestro control. También es cierto que un contexto tan amplio, y con frecuencia banal, que tenemos a la mano, nos deja poco margen para considerar salvable o valioso en algunos aspectos algo de lo mucho que ofrece.

Sin embargo, me gusta ver algunos programas de televisión, incluyendo los que tienen que ver con espectáculos, aunque sólo sea para enterarme del último chiste de una tontería que le endilgaron a Ninel Conde. Así es como llegue a seguir con frecuencia el programa de Álvaro Cueva, Alta definición, que se transmite en el canal 40 los sábados a las 8 de la noche. A mi juicio un excelente programa de análisis de contenidos de la programación televisiva en México.

En Alta definición de tiempo en tiempo se hacen consultas al público para saber cuáles son las mejores caricaturas, los peores programas de televisión, los mejores artistas de telenovelas, y así por el estilo. El sábado pasado, 20 de agosto de 2011, se transmitió el recuento de las mejores 25 series que a juicio del público se estaban transmitiendo en este momento en la televisión mexicana. Además de que salieron a relucir muchas series de policías, otras más de hospitales o de médicos, lo que me sorprendió es que la que quedó en el número uno de la lista, recalco, de 25, fue La teoría del Big Bang (The Big Bang theory).

Por encima de todas las series de detectives, policías y ladrones; médicos y salas de emergencia; por encima de todos. Lo que me pareció más significativo es que es una lista que se produce a partir de las votaciones de miles de televidentes.

Comentaré primero brevemente sobre qué trata la serie La teoría del Big Bang, para quienes no la conocen: los protagonistas son dos físicos que comparten un departamento (Sheldon y Leonard), que tienen a dos amigos, un ingeniero y un astrofísico (Howard y Raj) y que tienen como vecina a una aspirante a actriz, Penny. El desarrollo de los episodios transita entre las implicaciones de vida de los científicos, que trabajan en el Instituto Tecnológico de California, la vecina y el mundo “real”.

Primero diré lo que no me gusta del todo de la serie, que a decir verdad es lo menos: considero que reproducen el esquema generalizado de que los científicos son personas raras, desconectadas de la realidad, que no entienden (y que no les interesa entender) nada fuera de lo que sucede en sus laboratorios y que la ciencia es difícil y desagradable. Aunque admito que, conociendo a muchos científicos, la manera en que algunos de ellos se desenvuelve en la vida real alimenta con mucho dichos presupuestos, ¡y se enorgullecen de hacerlo! (para detrimento de la divulgación de la ciencia, debo subrayar).

Por otra parte lo que me encanta de la serie es que es un excelente programa de comedia (he reído hasta que me duele la panza con algunos de sus chistes) y muestran una ciencia real (¡tienen unos excelentes asesores!).

En definitiva el balance es que lo considero un gran programa de televisión.

Es maravilloso que siendo un programa de comedia, y de ese tipo de comedia, le guste a tantas personas. El discurso de la comedia requiere un ingrediente muy relevante para apreciarse, porque sólo nos reímos si le entendemos al chiste; y el que muchas personas entiendan y aprecien lo que muestra La teoría del Big Bang es sencillamente genial.

Me encanta la idea de saber que en un conteo de 25 series de televisión que se transmiten en México ahora, La teoría del Big Bang sea el número uno, según el voto de miles de mexicanos. Me congratula el hecho porque es la única serie que tiene en muchos sentidos ciencia (personalmente creo que Dr. House es más el drama de un personaje y sus circunstancias); además La teoría del Big Bang presenta aspectos muy puntuales del mundo de la ciencia, y de una ciencia abstracta y alejada del público, porque los programas médicos siempre han sido muy apreciados (desde la más remota antigüedad el hombre se preocupa por su salud), así es que las series con estos contenidos tienen de alguna manera el camino mucho más allanado para ganarse la preferencia del público.

Hace años me hubiera gustado que a muchas personas les encantara la serie Cosmos, de Carl Sagan. Pocos conocidos la vieron, menos son aún quienes la siguieron con avidez. Hoy soy optimista, entre todas las malas noticias que tenemos todos los días, si a miles de mexicanos nos gusta la serie La teoría del Big Bang, y la preferimos sobre de decenas de otras series de televisión, ¡esa sin duda es una excelente noticia!

5 comentarios:

Concepción dijo...

Hallo Libia,

efectivamente, "The Big Bang Theory" es una serie muy simpática. Yo la conozco apenas hace muy poco y también me he reído mucho. Creo que parte del éxito radica en el cuidadoso manejo del estereotipo de los personajes. Prácticamente cualquiera puede indentificarse con alguno de ellos. Me alegra mucho que la serie ocupe el primer lugar en la encuesta.

Cuéntame entre tus conocidos que vieron y siguieron "Cosmos" cada semana. Inolvidable!!!

Hasta pronto
C.

Mallugabos dijo...

Totalmente de acuerdo, abordar aspectos de la ciencia con personajes simpáticos hace muy bien para el ambiente científico, pero, más beneficio a largo plazo traerá a una sociedad en la que más del 50 % de sus integrantes conciben a los científicos como peligrosos.
http://www.eluniversal.com.mx/notas/735065.html

Libia E. Barajas Mariscal dijo...

¡Excelente observación Elmo! Ojalá y poco a poco el pensamiento científico no sólo vaya permeando a la sociedad para que deje de considerarla peligrosa, sino que la integre a su vida completa para incluso tomar mejores decisiones personales, ¡en todos los aspectos!

Libia E. Barajas Mariscal dijo...

¡Hola Concepción! Mi amiga Aline no se la perdía cada semana. Yo me acuerdo haberla visto a través de una televisora local, cada capítulo, ¡y nos encantaba! Las vacaciones de invierno pasadas teníamos en casa la nueva edición de Cosmos, y la vimos completa de nuevo. Me conmovieron mucho las actualizaciones en las que Carl Sagan luce ya enfermo, ¡y sin embargo nunca perdió el ánimo!

Concepción dijo...

Hallo Libia,

Tines razón. Es muy triste, ver las huellas de un padecimiento o una enfermedad en el rostro de una persona querida, cercana o conocida de tiempos más felices. Yo también me pongo muy triste al ver a Sagan en los meses cercanos a su muerte. Pero la vida es así, nada es para siempre y hay que vivir cada día al cien por cien.

Hasta pronto
C.