domingo, 22 de febrero de 2009

¿Rumbo al español total?

En noviembre de 2008 se anunció que se concluyó el magno proyecto que constituirá la Nueva Gramática de la Lengua Española; tan ambicioso que pretende no sólo identificar y darle carta de legitimidad a la lengua española de España, sino ser lo suficientemente actual e incluyente como para representar a todos los países de habla hispana en el mundo, la tercera lengua más hablada, después del chino y el inglés.

Especial atención se puso en neologismos que con acusada intensidad han invadido la ciencia y la tecnología en las últimas décadas. Se aceptaron palabras como pen drive y USB, ambos son el dispositivo utilizado en la informática para almacenar datos. También se consolidan palabras que ya son parte de nuestra vida cotidiana: cibernauta, ciberespacio, cibercultura, telemarketing, lifting, mailing, shopping y zapping, entre otras, que se encuentran en una revisión final que las academias de los distintos países de habla española finalmente avalarán para determinar cómo se incluirán (o no) en esta nueva gramática. Podría creerse que entonces se trata de un nuevo diccionario, no una gramática, pero no es así. Se avala el uso de prefijos como ciber y tele en nuevos contextos, y nuevos sufijos como ing... incluso el sufijo para diminutivo está en entredicho: qué es lo correcto ¿golecito, golcito, golito; bebecito o bebito?

El sufijo iche, que ahora sentimos tan “español”, no provino de la Península Ibérica, es una aportación náhuatl, proviene del sufijo itzin. Así es que pediche y metiche son palabras que México dió al mundo de habla hispana… no son palabras "técnicas", es cierto, pero lo que sí es cierto es que el movimiento de una lengua viva es en todos los sentidos. El tan común cártel (o cartel) utilizado en México (y en otros países de habla hispana) no es mexicano (ni hispano), tampoco gringo. Es una palabra que inmigrantes alemanes llevaron a los Estados Unidos a fines del siglo XIX. Actualmente aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como: "convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial", aunque también se describe como: "organización ilícita vinculada al tráfico de drogas o de armas".

Finalmente hay que asumir que el español ya requería una profunda revisión, porque es una lengua viva, y como tal se alimenta de muchas fuentes y las incorpora a su cuerpo, para vivir… pero desecha lo que ya no le es útil, también para vivir ¡Está en permanente transformación!

lunes, 9 de febrero de 2009

Herederos del siglo XVIII (Parte I)

Actualmente nos parece sencillo identificar palabras que tomamos directamente del inglés, principalmente relacionadas al campo tecnológico: mouse, hardware, software. La transfiguración de las lenguas vivas es tan dúctil que cuando menos lo pensamos (¿o sin pensarlo?) nuevas palabras ya están instaladas en nuestro vocabulario, y acto seguido, en nuestra forma de pensar. A veces en menos de una generación olvidamos el origen de una palabra, ¡y la sentimos tan nuestra! Y está bien. Si la incorporamos a nuestras vidas es nuestra.

Los sustantivos en particular tienen una complejidad inaudita, se clasifican de distintas formas de acuerdo a tal o cual parámetro. Una de dichas clasificaciones las asume como: abstractos y concretos, una distinción lógico-filosófica, dentro de la cual los sustantivos abstractos, como proyecto, en contraposición con los concretos, como hardware son de más difícil asimilación y consenso por un grupo, dado que apela a conceptos que no se concentran en un objeto tal cual, sino en valores, creencias y ese tipo de "inmaterialidades".

Hay pocas palabras tan recientes y tan trascendentales como proyecto ¿Quién no la ha utilizado? Desde el más sencillo ciudadano de a pie hasta el más docto; se utiliza en escritos de los más populares hasta en el más complejo "Proyecto de Nación". Su definición prácticamente no se altera de un idioma a otro. Aunque complejo no contiene la arbitrariedad de moral o incluso de nación.

Antes del siglo XVIII esta palabra sólo tenía en español un referente como tecnicismo, pero es a partir de este siglo que se introduce como sustantivo, cuando su definición fue: “Es la planta y proposición que se forma para algún tratado o para la ejecución de alguna cosa, anotando y extendiendo todas las circunstancias principales que deben concurrir para el logro de ello”. Las empresas intelectuales acuñaron entonces proyectos. La Enciclopedia misma se presentó como un gran proyecto. Los proyectos nacieron con la Ilustración. Del campo académico pronto brincó al campo social, económico y político, ¡se fundió con toda nuestra vida!

Un artículo de Gerda Habler, "Proyectos y críticas": nacimiento y función de nuevos tipos de textos en el siglo XVIII” desentraña un término que nos parece que siempre ha estado ahí, pero que en realidad nació con las innovaciones del siglo XVIII, con una nueva forma de pensar al mundo… de pensarnos a nosotros mismos. Un término que llegó para quedarse. El buscador de Google en Internet arroja una fabulosa cantidad de 87,200,000 con la búsqueda de proyecto... más que ciencia con 71,200,000.

martes, 3 de febrero de 2009

Pensamiento occidental

El Diccionario de sinónimos de Samuel Pili Gaya, de 1958, precisa: “El hombre más rudo piensa; el hombre sensato considera; el sabio reflexiona; el devoto medita”. Quizá tenga razón. El pensamiento, bajo ese presupuesto, no sería tan consciente como una reflexión, y sin embargo, es tan vasto; o quizá por eso es tan vasto. La manera de pensar algo de tal o cual forma nos es heredada mientras nos desarrollamos durante la niñez, luego la consolidamos y finalmente vivimos siempre bajo su influencia. Memes como los que describió Richard Dawkins en su obra El Gen Egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta. Yo no podría pensar como hombre (varón), ni volveré a pensar como niña. Considero que es realmente imposible ponernos en los zapatos de otro, aunque ese otro seamos nosotros mismos.

Creeríamos que en la actualidad la avalancha informativa de los medios de comunicación aceleran los procesos de la transformación y generación de nuevos pensamientos. Pensamos en el pasado como algo mucho más estático y estable ¿Más seguro, quizá? ¿Acaso más “noble”?

En 1552, cuando los indígenas Martín de la Cruz y Juan Badiano, escribieron el primer herbario mexicano conocido después de la conquista, el Libellus de medicinalibus indodum herbis, denominado como el Códice Cruz-Badiano, ya no eran entonces indígenas representativos de lo mexicano, por así decirlo. Es muy probable que hubieran vivido el México de antes de la conquista y finalmente estaban en el Colegio de la Santa Cruz en Santiago, Tlatelolco. Las imágenes que acompañan al códice, ilustrado por tlacuilos, si bien conservan elementos característicos indígenas, pretenden imitar a los clásicos herbarios de los siglos XIII ó XIV europeos, amén en abundar que utilizaron el latín, y la formulación en sí de las curaciones imita a las fórmulas occidentales, aunque en efecto los nombres de las plantas se encontraban en náhuatl. Difícil precisar si el libro conservó realmente lo que Martín de la Cruz, experto en herbolaria, tenía en mente a lo que finalmente quedó plasmado en el libro: “Ten presente, señor, que nosotros los indios, pobrecillos y miserables somos inferiores a todos los mortales y por esta nuestra pequeñez e insignificancia natural, merecemos indulgencia”. Más difícil aún saber a qué plantas se referían con algunos nombres que no se han podido identificar: tetlahuitl, yyahhitl, teoamatl; tal vez si rastreáramos la etimología náhuatl que el mismo Alzate, en el siglo XVIII, ponderó y defendió sobre del sistema linneano.

Lo cierto es que el Códice Cruz-Badiano circuló en Europa, sin que llegara a manos de Carlos V. Lo cierto es que lejos de que fuera muestra del altísimo rango de conocimientos reunido por las culturas precolombinas en México, a la postre los indígenas fueron vistos peor que inferiores en Europa: "El salvaje es débil y pequeño en cuanto a sus órganos de generación. No tiene ni vello ni barba y carece de ardor para la hembra. La naturaleza americana es hostil al desarrollo de los animales. Los únicos animales que se reproducen en gran cantidad y alcanzan tamaños no conocidos en el Viejo Mundo son los reptiles y los insectos, los llamados animales de sangre fría. Frío es el salvaje, fría es la serpiente, fríos son los animales de sangre fría" escribió en el siglo XVIII Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, en Francia, y no sólo en un párrafo, dedicó muchos más a hablar de la salvaje América. Este autor fue referencia fundamental para todos los ilustrados y personas que leían en Europa e incluso en América.

En muchos sentidos nosotros mismos nos seguimos viendo con la misma etiqueta occidental manifiesta ya en aquel libro mexicano del siglo XVI; etiqueta que, como vemos, realmente no se gestó en Europa… la generamos nosotros mismos… pensamos como occidentales. ¿Podríamos hacer algo diferente? Pienso que no. Creo también que aún después de considerarlo, reflexionarlo y meditarlo no dejaría jamás mi occidental investidura.